En la más reciente encuesta realizada por la Asociación Civil Con la Escuela se encontró que el 22% de los estudiantes falta a clases por tener que trabajar para ayudar a sus padres en el sustento del hogar. Esta encuesta fue aplicada a una muestra de 79 escuelas en los estados: Distrito Capital, Miranda , Bolívar, Anzoátegui, Apure, Lara y Zulia.
EL coordinador de Con La Escuela, el profesor Oscar Iván Rose, informó que los docentes, a quienes fue aplicada la encuesta, reportan que las edades de los estudiantes que trabajan está entre los 6 y 17 años, siendo el rango más frecuente entre los 15 y 17 años y que hay mayor presencia de niñas que trabajan: un 41,5%. Por otra parte, el porcentaje de los menores que trabajan varía de acuerdo al Estado donde se aplicó la encuesta. En el estado Zulia los docentes señalaron que un 38,27% de niños trabaja y en el Distrito Capital reportaron un 20,97%; sin embargo este fenómeno está presente en los 7 Estados donde se aplicó la encuesta.
“Estudiar debería ser una tarea de tiempo completo para niños y jóvenes entre los 5 y 18 años; sin embargo, la realidad de nuestros niños, niñas y jóvenes es muy distinta”, señaló el profesor Rose quien además agregó “que el trabajo no es el único motivo de inasistencia. En el instrumento también se indagó sobre las posibles causas de las ausencias y se obtuvo que un 44,15% de los educadores afirma que sus alumnos no asisten a la escuela por la falla de algún servicio público como el agua, electricidad o gas. El 85,6% de los reportes de inasistencia se asocian al deficiente servicio de agua potable. El transporte también es motivo de inasistencia, pero es de menor incidencia ya que el 98% de los estudiantes se traslada a pie a las instituciones educativas”.
Por otra parte, el 42,44% de los docentes encuestados manifestaron que la ausencia del Programa de Alimentación Escolar (PAE) es una causa de inasistencia estudiantil. Para el coordinador de Con la Escuela “el PAE busca garantizar el bienestar alimentario de los estudiantes de las escuelas públicas a través de la entrega de comida en el plantel, y debería funcionar diariamente; sin embargo, esto no es así. De la muestra solo en un 32,4% de los planteles reportan los maestros que el PAE funciona todos los días de la semana. El PAE parece ser la razón por la que muchos estudiantes asisten a la escuela. En Apure, por ejemplo, los educadores reportan un 88% de inasistencia cuando no funciona el PAE, en el estado Zulia el 67% y en Anzoátegui el 49%. Esto es una señal de la insuficiencia de alimentos que puede haber en las casas de los alumnos y que las escuelas no logran surtir”.
Pero los días de clase no solo se pierden por la inasistencia de los estudiantes, a esto se suma los días perdidos del calendario escolar por inicio tardío, cierres tempranos o falta de docentes. Hasta el 16 de enero de 2023 se habían perdido al menos quince días de clases del primer período del año escolar. “Si tomamos en cuenta que el calendario escolar cuenta con 180 días de clases, ya se habría perdido un 8,3% del mismo y ante esta insuficiencia de jornadas escolares vale la pena preguntar ¿qué están aprendiendo los estudiantes?”, comentó el profesor Rose.
Pérdida de aprendizajes
Venimos de dos años de pandemia en el mundo donde muchos estudiantes no tuvieron la oportunidad de tener una formación a distancia ni presencial. En respuesta a esa situación, instancias internacionales han alertado que la pérdida de aprendizajes en un tercio de países de ingresos bajos o medios, se expresa en que “el 70 % de los niños de 10 años no pueden comprender un texto simple” (Banco Mundial, 2022). Esto significa una gran pérdida de aprendizajes, a la cual no escapa nuestro país.
En el mes de febrero de este año la Asociación Civil Con La Escuela, aplicó una prueba piloto sobre fluidez lectora en 362 estudiantes de 3er grado de los estados Miranda y Distrito Capital. Se encontró que un 63% de los alumnos tiene una fluidez lectora por debajo del estándar internacional, apenas leyeron 48 palabras por minuto. Es decir, la mayoría de los estudiantes participantes tienen una fluidez lectora inferior a la esperada, leen menos palabras que lo señalado por el estándar internacional, que es de 60 ppm. Esta es una señal de alerta.
“La situación es preocupante. En este estudio observamos que un 3,9% de los alumnos evaluados no fueron capaces de decodificar ninguna de las palabras del texto adecuado a su edad, lo que implica que han llegado hasta tercer grado sin estar alfabetizados. Hace falta seguir in
vestigando sobre estos aspectos para hacer recomendaciones eficaces en el campo del aprendizaje de la lectura en los grados iniciales de educación básica. Si los niños representan el futuro de nuestro país, ¿qué futuro nos espera?. Esta es una realidad que nos debe llamar a la acción inmediata”, concluyó el profesor Oscar Iván Rose.
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