Caracas, 8 de junio de 2022.- Cuando un ciudadano le ocurre un accidente de gravedad, en un pasado lo llevaban a un servicio de urgencias médicas.
Si la persona tenía una enfermedad preexistente importante, se tomaba eso en consideración, pero en lo inmediato se buscaba estabilizarlo en su condición. Luego con una calma “relativa», si era el caso, se atendía la raíz de sus males.
En la educación básica estamos viviendo una situación semejante. Hay un cumulo de males heredados de años anteriores, y que históricamente la han afectado, y por ende a los planteles educativos.
Adicionalmente, en los últimas dos décadas, a esos males se han unido fallas y graves problemas nuevos, muchos de los cuales no han sido atendidos, o si se ha hecho, los resultados son muy insatisfactorios e ineficientes.
En consecuencia, nuestra educación básica pareciera encontrarse en una “sala de emergencia”. Urge estabilizarla, atender las urgencias de sus males, y luego dedicarse a las causas de base que la mantienen en ese estado.
Si quisiéramos solucionar todos los problemas que la agobian, al mismo tiempo, sería una tarea de improbables buenos resultados.
Atender lo urgente
Sobre que viene primero, ¿lo urgente o lo importante?, se puede debatir ampliamente, y estar o no de acuerdo, igual sobre ¿qué es prioritario o no?
En este espacio, sólo me tomaré la licencia de señalar una pequeña muestra de urgencias a atender, ilustradas con unas “cifras alternativas” (porque las oficiales no existen en nuestro país), que ponen en contexto la gravedad de cada caso.
Recuperar la matrícula escolar. Es urgente prevenir que en cada escuela no hayan, pupitres vacíos. Hay que detener el abandono escolar. En más de un millón ha caído la matrícula escolar (Diagnóstico Educativo. UCAB, y otros, 2021).
Presencia de un profesional de la docencia en cada curso. Necesitamos maestros y profesores, buenos maestros y profesores. Se estima una pérdida de 166mil educadores (D.E. UCAB y otros 2021).
Aprendizajes significativos
Se necesitan en lenguaje, matemáticas y ciudadanía y convivencia. Saber leer, escribir y comprender lo que se lee, es urgente adquirirlo a lo largo de toda la educación básica. Más de 4 de cada 10 niños(as) de 3er grado solo leen 64 palabras por minuto cuando deberían leer 85 o 90 (D.E. UCAB, y otros, 2021).
Alimentación escolar para todos, para estudiantes y docentes. Todos los días y con un menú balanceado. Educación inicial y 1er grado deberían ser prioridad A1. Hasta tres de cada 10 planteles, están sin servicio de alimentación escolar (Observadores Escolares, @conlaescuela 2022).
Presencia de servicio de agua en las escuelas. Imprescindible para la higiene, prevención de COVID19, y limpieza. Hay un 47% de las escuelas sin servicio de agua o en mal estado (Observadores Escolares, @conlaescuela 2022).
A todos nos toca actuar
Podríamos señalar que sobre el sistema educativo hay una tormenta perfecta. Mientras, varios estudiosos catalogan la situación como un desastre. Un problema adicional es que la respuesta estadal no se vislumbra.
En consecuencia, es desde las escuelas, sus actores educativos y sus aliados en la sociedad civil y otros sectores no gubernamentales, donde se debe iniciar la recuperación de la educación inicial y básica.
Cada uno debe aportar, no es exclusividad de los educadores. Aportar desde lo que cada quien hace. Aportar desde nuestro rol, sea padre, familia, vecino, obrero, técnico, comerciante, industrial, jubilado o pensionado. Aportar desde lo que sabemos hacer, y desde nuestras posibilidades.
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